«De todas las grasas que existen, el zumo de las aceitunas es el único que tiene derecho a llamarse aceite, porque el origen de esta palabra castellana procede directamente del vocablo árabe az-zait que se traduce directamente como «el jugo de la aceituna». Es la única grasa que se obtiene por simple presión, sin disolventes, sin aditivos ni sofisticaciones tecnológicas. Es la que da más sabores porque cada variedad de aceituna tiene los suyos propios»